Chat GPT puede hacer muchas cosas, menos contar tu historia. Así que te contaré cómo el amor me impulsó fuera de mi país a continuar mi carrera como creativo publicitario y cómo emprendí con mi esposa, una brillante ingeniera física.
Acá te va el chisme:
A mis veintipico conocí a Valen en Medellín, ella estaba terminando el colegio y yo la Universidad. Nos hicimos amigos en los Scouts del San Ignacio, grupo del que fuimos miembros por más de quince años y al que ella entró cuando yo era jefe de tropa. Ahí aprendimos a disfrutar el aire libre y a resolver problemas con creatividad, iniciativa y sin buscar excusas, como en la Carta a García.
Durante los años que siguieron a nuestra salida de los Scouts nos vimos ocasionalmente, y una chispa se encendía en cada encuentro. Cada cual siguió con su vida hasta que volvimos a coincidir en los 30 de Camilo, un compañero de aventuras en el escultismo. La fogata ardió con toda y nos dimos cuenta que juntos podíamos iluminar mucho más. Sin embargo Valen ya se iba, había decidido emigrar y tenía todo listo para viajar dos meses después.
Así fue como empecé a viajar a Miami para visitarla. Ya había estado allí un par de veces pero esta vez era distinto, no solo estaba disfrutando del estilo de vida y de las playas, sino que también me estaba enamorando. Y fuertemente.
Si algo aprendimos de nosotros y de conocidos que vivieron lo mismo, es que para que un noviazgo de lejos funcione tiene que existir un plan para estar juntos. De lo contrario, felices los 4, los 3 o lo 8… o los dos, pero cada uno por su lado.
Junté todos mis premios, cartas, recomendaciones de mis clientes, colegas y ahorros, y los cambiamos con el gobierno americano por una Visa de talento que me permitiría vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos. Sin ser sujeto de observación en el área 51, aterricé acá, según el gobierno, como un “Alien” con “habilidades extraordinarias”.
Aunque llegué en condiciones diferentes a las de muchos inmigrantes, venía con la misma mentalidad de muchos: la de romperla en Estados Unidos.
Y tenía la mejor dupla para lograrlo. Tras dos años viviendo juntos, yo empleado como Director Creativo en una agencia y ella como ingeniera en un banco americano, fuimos testigos de cómo dos carreras tan opuestas podían cruzarse.
El camino de Valen
Nuestro amor por la naturaleza y el buen ojo de ella para la fotografía terminó convirtiéndose en su cuenta @360val, donde yo estoy detrás de cámara y ella recomienda lugares y actividades para hacer en Miami, Florida y los lugares donde viajamos.
Empezamos a hacer publicaciones por intercambio de productos, cenas o estadías, después empezamos a cobrar por publicación y luego por paquetes de contenido. Valen profesionalizó su marca, hizo bootcamps de creadores de contenido y estructuramos un modelo de negocio que la llevó a trabajar con marcas como Hertz, Reebok, Hilton y muchas más de relevancia internacional, incluso estuvo de gira por Alemania y Francia probando vinos con Wines Of Europe.
El camino de Fede
Al mismo tiempo, después de dos años en la agencia en la que fui promovido a director creativo y luego a emprendedor (como les conté en este artículo), comencé a cultivar mis primeros clientes como freelance. Lo que descubrí me encantó: conocí inmigrantes como yo, en otros campos, con la mentalidad de salir adelante por su cuenta y de aprovechar las oportunidades que nos brinda este país, con todos los retos y dificultades que significa ser emprendedor y encima de eso ser latino.
A uno de estos clientes con quien yo estaba trabajando su estrategia de marca con nuestro Brand World™ le surgió la necesidad de tener a alguien de confianza que tomara sus redes sociales:
Fue entonces cuando Valen y yo nos miramos y dijimos: “¿y por qué no lo hacemos juntos?
Un cliente, dos, tres...Era el momento de crear nuestra agencia, nuestra marca. Primero fuimos coequiperos en los Scouts que novios y esposos, por eso confiábamos en que iba a funcionar, además somos amigos, somos abiertos para decirnos las cosas y tratamos de que la relación de trabajo no trascienda a lo personal y nos afecte como pareja.
Así nació El Puerto Agency con el propósito de ayudar marcas latinas a romperla en Estados Unidos. Como en un puerto, las recibimos, les damos dirección estratégica para llegar a sus objetivos, les cargamos contenido y las acompañamos a navegar a toda velocidad en el mercado americano, conectándolas con la cultura y superando barreras de idioma y costumbres.
¡Nada nos hace más felices que ver a los latinos romperla en Estados Unidos! Lo lindo es que para cada cual “romperla” puede ser distinto: para algunos es la fama, para otros el dinero, la estabilidad familiar, la independencia, o no tener que rendirle cuentas a un jefe.
Aunque nuestras historias como inmigrantes son todas diferentes, lo cierto es que nada mejor que fortalecer los lazos con otros latinos con la misma mentalidad nuestra; así que si crees que nos podemos ayudar a prosperar con tu marca en este hermoso país no dudes en agendar una llamada con nosotros.
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